Mucho revuelo ha causado el debate en redes sobre la posición del sindicato de maestros (FECODE) de no regresar a dictar clases mientras el gobierno no disponga de las condiciones bioseguras suficientes para docentes y estudiantes; voces acusando a los docentes de condenar a niños y adolescentes al atraso y de no querer volver al trabajo, otros exponen en redes las condiciones de muchas instituciones educativas en las que se ven baños deteriorados, salones destruidos e instalaciones sin mantenimiento y preguntan si pedir esas condiciones son las adecuadas para volver, otros, situados en la mitad dicen entender las quejas de los profesores, pero también reconocen la necesidad de volver al colegio.
Lo que veo en medio de ese debate es un profundo desconocimiento de temas como el sindical y el educativo: lo primero que hay que tener en cuenta es que FECODE es un sindicato, que es precisamente una organización que defiende el bienestar de cierto grupo de trabajadores, en este caso los docentes, luego es enteramente lógico que pidan condiciones dignas de trabajo para el gremio en especial en medio de una pandemia, para eso se les paga.
Me llama mucho la atención que gran parte de las quejas que hay están dirigidas a señalar los enormes baches de la virtualidad, situación que hemos denunciado los docentes desde que empezó el confinamiento y a la que el gobierno poco o nada contribuyó a solucionar, parece que a mucha gente sólo hasta que los docentes dijeron que no se sentían seguros de volver al colegio se acordaron de que la virtualidad tenía problemas; algo parecido pasa con las voces escandalizadas de que de seguir así se ampliaría la brecha entre los estudiantes como si los docentes no estuviéramos diciendo desde hace tiempo que el problema de la educación es más de desigualdad que de otra cosa.
También parece que muchos sobrevaloran lo que puede hacer el sindicato, como si fuera todopoderoso y como si de él dependieran las políticas públicas que son las que diseña el gobierno nacional. A quién hay que hacer el llamado de reiniciar clases no es al sindicato de profesores sino a los gobiernos locales, a las secretarías de educación, miremos el caso de muchos municipios del Meta en el que las escuelas ya están funcionando a pesar de las críticas del magisterio, personalmente he dicho en mis redes sociales que estoy listo para volver a clases desde el año pasado, la secretaría considera que todavía no hay garantías, no es cuestión de que los maestros quieran o no regresar, nosotros no nos mandamos solos.
Algunos quieren caricaturizar la situación pintando al docente como un cómodo que está feliz con la virtualidad porque trabaja menos cuando en muchísimos casos no es así, a muchos se les ha duplicado el trabajo recibiendo preguntas todo el día, no sólo de los estudiantes sino de sus acudientes, enviando comunicados, grabando videos, preparando guías, calificando trabajos de plataforma, buscando uno por uno a los estudiantes que están sin conectividad; la mayoría de nosotros tuvo que comprar tecnología: computadores, celulares, etc. Así que no, tampoco es que no estuviéramos trabajando, a muchos el trabajo les aumentó.
De modo que lo importante aquí es que los estudiantes puedan regresar a las clases en condiciones dignas y que se priorice la vacunación de los docentes como recomienda la UNESCO.
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