Con la cercanía de las elecciones presidenciales el clima político se tensiona, los medios de comunicación y las redes sociales se saturan de informaciones, acusaciones y, muy pocas veces lastimosamente, argumentos para votar o no por otro, es casi inevitable que sobre todo en los grados superiores surja el tema de por quien van a votar los papás y generalmente le preguntan al profesor, entonces nace el dilema: ¿Hablar o no de política en los colegios?
Yo creo que sí, que hay que hablar de política y mucho, de hecho no puede ser que en pleno siglo XXI haya temas vedados en la escuela, hay que enseñarle a los jóvenes que lo político no es sólamente las elecciones, sino que toda la vida diaria en la que ellos están inmersos es consecuencia de decisiones políticas que los mayores hemos tomado. Durante mucho tiempo se nos criticó a los maestros que lo que enseñábamos no tenía nada que ver con la vida real, pero se enseña sobre los problemas de la sociedad y entonces tampoco sirve. Es poco coherente eso.
No se trata de convertir las clases en un talk show como el de la doctora Polo, se trata de que las cuestiones esenciales e importantes de la vida también se pueden debatir respetuosamente, y los docentes tenemos que llevar a eso, a que se presenten ideas, argumentos; en esta época de los memes y las noticias falsas creo que es nuestra responsabilidad llevar sustentos de las afirmaciones y animar a los estudiantes a hacer las suyas. A diario comparto con estudiantes de todos los espectros políticos y con ninguno he tenido problemas porque se respeta a la gente en la diferencia, esa que nos hace humanos.
Yo sí creo que los profesores, como sujetos con derechos políticos, tenemos derecho a promover los debates respetuosos y a responder preguntas como por quién voy a votar. Eso no es 'adoctrinar' a nadie.
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