Por: Licenciado Mauricio Mora Rodríguez.
A puertas de las vacaciones de medio año la ministra anunció la reapertura de los colegios, expidió el decreto 777 y muchos docentes entramos al receso con la expectativa de qué iba a pasar, personalmente pensé que iba a ser difícil que la secretaría de educación se decidiera a la reapertura porque los picos de contagio estaban muy altos, incluso volvieron las medidas restrictivas; sin embargo el 9 de julio llegó la resolución de la secretaría de educación municipal, era oficial: docentes a trabajar desde el 12 y estudiantes regresan el 19.
Confieso que tuve sentimientos encontrados: por una parte alegría por esos estudiantes que se estaban viendo afectados académicamente por la virtualidad y tendrían una oportunidad para redimirse y por sentirme un poco más productivo ya que la virtualidad es bastante castrante, pero también con la inquietud de dejar la comodidad del hogar y volver a una realidad muy distinta de la que teníamos en tiempo prepandemia. Estuve pensando durante el fin de semana cómo sería esa nueva realidad, cómo podría desarrollar mis proyectos y mis clases, qué tanto cambiaría la relación con estudiantes y padres de familia, etc.
Estoy de acuerdo con volver a la presencialidad, en Octubre pasado escribí que estaba dispuesto a hacerlo al menos unas semanas y con los estudiantes que académicamente estaban mal para que pudieran tener más oportunidad, también pensé que a comienzo de año se podía para tener al menos un acercamiento con los estudiantes y al menos conocerlos, pero la secretaría de educación no lo permitió en ningún caso; mientras tanto trescientos mil estudiantes abandonaron el sistema educativo ¿cuántos jóvenes más quedarían al margen de la delincuencia, el fracaso escolar, el embarazo adolescente y tantas otras problemáticas que ya aquejan a los estudiantes? Sí, regresar se hacía cada vez más urgente, al menos para mí.
También sé que no se puede en todo lado y que es imposible regresar en condiciones prepandemia, coincido con FECODE en que en muchas instituciones educativas faltan garantías de seguridad y que el gobierno, no sólo el nacional sino las regiones han fallado en la adecuación y puesta en marcha de los planes de alternancia segura; pero no podemos quedarnos esperando a que la covid se vaya porque lo más probable es que nunca se acabe y todos sabemos lo precario y excluyente que es la educación virtual. Hay estudiantes que se han adaptado muy bien a las clases en línea y las plataformas, pero una gran parte de la población estudiantil nunca pudo hacerlo y ahora está en riesgo de abandonar, la presencialidad le puede ser útil especialmente a este sector; tenemos un reto como educadores y lo hicimos de la mejor forma durante la pandemia, aportando incluso desde nuestro bolsillo, ahora es tiempo de rescatar la educación pública en la presencialidad.
Estaré dándole la bienvenida a mis estudiantes que van a regresar y a los que no seguiremos hablando virtualmente, pero siempre con la intención de aportar lo mejor para fortalecer la educación pública y a nuestra comunidad educativa.