viernes, 31 de mayo de 2019

Nosotras también podemos



Hoy he sentido impotencia al vivir en carne  propia la discriminación. Es inexplicable esa sensación al escuchar un NO, acompañado de una frase tan machista y errónea como lo es “Necesitamos hombres para este trabajo”. Quizá algunas de las lectoras ya han entendido de que hablo, algunas otras puede que no, y por esta razón quiero compartir con ustedes la triste situación que enfrentamos muchas mujeres en la actualidad.

Puede considerarse violencia de género, uno de los problemas más grandes de Colombia y el mundo, ya que ésta, abarca no solo maltrato físico sino también daño psicológico provocado por el rechazo. Y aunque intentemos evitar ponernos mal por esto, nos afecta y mucho. Situaciones relacionadas a lo ya mencionado generan cuestiones como ¿Realmente soy menos capaz? ¿No soy apta para lo que me gusta por pertenecer al género femenino?, es decir: ¿Debo ser asistente y/u ocupar puestos “para mujeres”? Cabe aclarar que respeto y admiro a todas aquellas damas que cumplen una labor vital en la familia como lo es dedicarse a ser ama de casa, sin embargo no todas las mujeres deseamos estar sentadas frente a un computador o una multitud de documentos, así como tampoco tener hijos y dedicarse completamente a ellos. Algunas mujeres como yo, soñamos con arreglar automóviles, ser electricistas, ingenieras y continuar abriendo puertas con el fin de eliminar la absurda brecha que existe hoy por hoy en el trabajo, pues somos mal pagas, y a muchas se nos ha negado la oportunidad de mostrar nuestras capacidades por ser aseguran muchos, del “sexo débil”.

Es increíble tal marginación en pleno siglo XXI, el problema radica en la historia, es posible observar la discriminación en distintas religiones (Judeocristiana, Budista, Islámica e Hinduista), o el que Colombia nunca haya tenido una mujer presidente. Es más, el simple hecho de escribir o decir las profesiones de forma “masculinizada”, como lo hice en la anterior frase, suena y parece machista, pues bien podría ser señora presidenta. Término que ya dio lugar a debates en una academia francesa y hoy varios países integran la llamada forma gramatical femenina de los nombres de profesiones. Es probable que muchos de ustedes digan que es una cosa ínfima y no debería importarnos, pero cambios como este podría ser denominado como una pequeña revolución en el correcto uso de la lengua.

Un problema aún más grave es que en nuestra casa nos inculcan ideas que luego resultan problemáticas para nuestro libre desarrollo de personalidad, (“el hombre trae el dinero mientras la mujer cuida niños y se encarga del quehacer, o que las niñas deben atender a sus hermanos hombres, que el trabajo pesado es para el sexo fuerte, entre muchos otros prejuicios que afectan nuestra integridad y fomentan la inequidad”). Es indignante la subvaloración del trabajo femenino, que nos subestimen y no se nos tome en cuenta para trabajos más allá de un escritorio y una buena presentación personal como “las damas que somos”.

Me gustaría que nos dieran más oportunidades de trabajo, pues no de trata de quien es más fuerte o quien debe llevar el sustento a la casa, se trata de personas en general que buscan un empleo en algo que les gusta, personas que están dispuestas a hacer las cosas bien y a abrir puertas para que generaciones futuras no se vean tan cruelmente afectadas por lo que hoy nos sucede a muchas mujeres en Colombia.

The Castle in the Sky (Literatura)

  AUTORA: JAZMITH MUÑOZ   ADVERTENCIA: Este proyecto fue realizado con el fin de entretener. En este mismo se presentan acciones que pue...